Publicado en Tal Cual el lunes 20 de enero de 2014
Por: Mariano Herrera
Lo primero que hay que tomar en cuenta es que tenemos un
nuevo ministro. Y con respecto a él es necesario empezar por lo que ha sido su
“debut”. Una de sus primeras declaraciones fue la de despreciar la formación
universitaria de los médicos venezolanos. De modo que en un solo zarpazo,
insultó a todos los profesionales de la medicina y, de paso, a las
universidades que los formaron y los siguen formando. Esto no cambia nada. El
gobierno siempre ha expresado su desprecio por el saber, la ciencia, las
academias y las universidades.
También en las declaraciones del día del maestro, el nuevo
ministro dejó ver su desvalorización por la docencia y la educación escolar en
general. Dijo “…la educación va más allá de la escuela”. Esa frase no debería
ser la primera que dice un ministro de educación porque su principal
responsabilidad es la educación escolar. No la que va más allá de la escuela. Por
supuesto que el Ministerio de Educación tiene que influir en lo que hacen otras
instancias educativas como las familias y los medios de comunicación. Pero
sobre esas no tiene poder administrativo directo ni es su responsabilidad
específica. En cambio, sí tiene bajo su responsabilidad todo lo escolar. El
bienestar de los alumnos, las condiciones de trabajo de los docentes, el estado
de la infraestructura, el cupo, el curriculum, las relaciones con la comunidad
educativa, el Programa Alimentario Escolar, la supervisión educativa, la
promoción de la educación privada. Empezar la gestión diciendo que lo más
importante de su trabajo no está relacionado con alumnos, docentes y escuelas,
no es lo más acertado para un ministro de educación estrenándose.
Algunos temas álgidos están pendientes y serán polémicos.
Otros, igual de álgidos, necesitan atención y no es seguro que ni la sociedad
ni el gobierno se la concedan. Los actuales y pendientes son dos: El llamado
curriculum bolivariano y la Resolución N° 58. Diseñar un curriculum es un
asunto de interés nacional. El gobierno está obligado a exponer sus objetivos,
tomar en cuenta las tendencias internacionales en términos de competencias del
siglo XXI que deben dominar los egresados del sistema y la opinión de actores y
protagonistas nacionales. Entres estos destacan los docentes y sus gremios, las
universidades, las academias, las comunidades educativas, los medios de
comunicación, los empresarios, las iglesias, las ONGs, entre otras.
De la misma manera, la Resolución 58 necesitará reformas y
cambios porque es muy poco funcional y parece delegar en docentes y familias
responsabilidades del Estado, y, en cambio existe confusión en las responsabilidades
de directivos, docentes y familias.
El otro tema álgido es la escasez de docentes en Educación
Media. El problema viene de lejos y se expresa en dos realidades: La más
visible es el déficit de profesores, especialmente en matemática ciencias e
inglés. Pero también en la disminución progresiva de alumnos y egresados,
futuros profesores en esas áreas. Lo cual es una manifestación de lo poco
atractiva que es la carrera. La sociedad requiere que la profesión de educador
esté entre las más valoradas por la sociedad. Es un tema sobre el cual es
indispensable empezar a trabajar y la batuta la tiene que tener el ministro de
educación. Ojalá lo haga.
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