Por: Mariano Herrera, publicado en Tal Cual el lunes 17 de marzo de 2014.
Los estudiantes están llamando a marchas y protestando a
diario. Hay cierre de avenidas y calles en el este de Caracas y en por lo menos
otras 6 grandes ciudades de Venezuela, que se sepa. Y digo que se sepa porque
todos los que hemos viajado al interior los último 20 meses, hemos visto muchas
protestas que trancan autopistas y carreteras.
Esas trancas tienen
varias características. La primera es que afectan mucho el libre
tránsito de personas y transportes diversos en muchas partes del país. Son
protestas con causas sociales y económicas concretas: No llegan las bombonas de
gas, no hay agua, el mercal no tiene nada, no hay insumos en los hospitales, no
les han pagado alguna deuda a enfermeras, docentes, jubilados y un gran etcétera. También porque la inseguridad
ha llegado a niveles insoportables y, hasta en caseríos y comunidades pequeñas
ha habido asesinatos de personas muy queridas y eso hace explotar la rabia. A
eso se refiere Henrique Capriles cuando reiteradamente hace mención de las
5.000 protestas del año pasado. Pues bien, esas protestas nunca han sido
reprimidas. Y, para ser muy honestos, tampoco han recibido gestos solidarios de
quienes son o somos sus víctimas.
De modo que las protestas no son algo tan nuevo. Lo distinto
son quizás dos cosas: Una que las de los estudiantes son urbanas, acompañadas
por manifestaciones inmensas de calle, pacíficas y apoyadas por la presencia
masiva de la clase media y parte de sectores menos favorecidos. Pero lo que más
hace la diferencia es la brutalidad con la que están siendo reprimidas.
¿Qué se busca con esa represión? Me permito exponer mis suposiciones: Como la
protesta de la clase media es política y no social, el gobierno la reprime para
que se mantenga ESA protesta como centro de visibilidad política y con ello se
escondan las otras protestas y se vuelva invisible la terrible situación social
que se vive con la escasez, la
inflación, la inseguridad y otros males, que son parte del nefasto legado de Chávez. Legado que está causándole
mucho daño al régimen y que podría tener graves consecuencias electorales para
el gobierno, en cualquier elección que se avecine. Sea la de al AN en 2015, o
cualquier otra que pudiera adelantarse como consecuencia de la crisis actual.
Porque si no es así, ¿qué explicación tiene el enseñamiento creciente de la
represión? ¿Qué se busca con alentar a los colectivos en abierta complicidad
con la policía nacional y la guardia nacional? ¿No es agudizar la protesta y promover
una violencia cada vez mayor? Porque la también
existe la otra violencia, la verbal con la que el gobierno insulta a la mitad
opositora y crispa los ánimos, lo que demuestra que el supuesto “diálogo” está
siendo usado como fachada mediática y manipulación política.
Se está declarando una guerra asimétrica, como la llaman
Olga Ramos y Vladimiro Mujica: El gobierno armado y sin
escrúpulos ataca moral y físicamente a la mitad de la población que
protesta. No sé para qué es. Creo que sí
sé lo que es: Terrorismo de Estado y totalitarismo a la vista. @marianoherrerap