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martes, 30 de octubre de 2012

La resolución 58


Artículo publicado en el diario Tal Cual el lunes 29 de octubre de 2012
Por: Mariano Herrera
Lo importante en un reglamento de comunidades educativas es promover y reglamentar con claridad la participación de las familias en asuntos educativos y para apoyo a las escuelas.
La resolución 58 que implanta la nueva Comunidad Educativa, llamada ahora “Consejo Educativo”,  crea 11 comités con funciones ejecutivas que terminan siendo un gran enredo burocrático y abre las puertas de las escuelas a colectivos y organizaciones comunitarias. La gestión escolar requiere fortalecerse institucionalmente y profesionalmente. Esto se logra promoviendo mayor autonomía y responsabilidad a las escuelas y asegurando un mayor nivel y más especialización a directivos y docentes. Promover  la entrada de organizaciones comunitarias significa introducir el activismo político y social en las escuelas y desviarlas de su misión educativa.
La resolución es confusa, no están claros los objetivos de los Consejos Escolares ni de los 11 comités nuevos que se crean. Se establecen listados interminables de múltiples funciones cruzadas y comunes a varios comités a la vez. Supone un gran número de personas, incluyendo docentes y alumnos, dedicados a todo tipo de tareas dispersas, que desvirtúan y desvían la misión principal de la escuela  que es el aprendizaje y la enseñanza.
Se debilita la participación de padres y representantes en la toma de decisiones de la escuela,  se  debilita tremendamente la función de directores y se diluyen sus responsabilidades profesionales en un enredo burocrático. Esto va en contra de lo que se necesita: Más y mejores directores con mayores competencias institucionales y gerenciales.
Funciones como la supervisión, el mantenimiento y la capacitación de docentes, entre otros, están ahora bajo la responsabilidad de los Consejos Educativos. Parece que el Estado Docente se quiere desentender de sus deberes y dejar esa tremenda responsabilidad en manos de los beneficiarios. Es decir más deberes institucionales para quienes los sujetos de derechos y menos responsabilidades para las instituciones del Estado.
Quizás lo más grave, por lo que significa en términos del concepto que el gobierno tiene de la escuela, es  el artículo 5.5 que dice explícitamente que la escuela es “uno de los centros del hacer comunitario y que la comunidad es el centro del quehacer educativo”. ¿No es al revés? Una vez más el gobierno  desprecia el valor educativo de la escuela y pretende que la escuela sea un centro de activismo social y político para adultos. Se olvida de que la escuela es para los niños. Desprecia lo pedagógico y lo sustituye por la agitación y, eventualmente, la propaganda
La resolución es inviable o de muy difícil aplicación. Donde se aplique entrará la política y se distraerá a docentes y directivos quienes tendrán que atender asuntos ajenos a la educación de sus alumnos.  Padres y representantes, gremios docentes, partidos políticos y sociedad civil deberán prepararse para protestar y exigir diálogo para que las relaciones escuela-comunidad se rijan por normas sensatas, centradas en el bien de los alumnos y protegidas de la politización clientelar y partidista.

lunes, 15 de octubre de 2012

¿Quién ganó?


Por: Mariano Herrera

En toda sociedad hay una competencia entre la socialización y la educación. La educación está para que aprendamos lo que no está al alcance de la observación directa de las cosas ni de la experiencia empírica inmediata. Para se aclaren y acepten las reglas de la convivencia, la justicia legal y la justicia social, las leyes, la Constitución, los reglamentos, las reglas de los deportes, de los juegos, todo lo que la civilización ha ido elaborando y mejorando a lo largo de la existencia de los seres humanos sobre este planeta.

 La educación no está para la continuidad cultural. Es decir, no está para que una generación piense igual que la anterior. Tampoco para que se imponga la socialización, es decir la transmisión no intencional de valores y saberes, que transmiten las familias sin desearlo, mediante su comportamiento diario, sus “dichos” sus creencias. Por ejemplo, las mujeres transmiten machismo, no porque quieran ser menos, sino porque “es así”. La educación puede y debe en muchos casos, producir una ruptura cultural. Es decir lograr que las niñas no sean “machistas” como sus madres y abuelas, por ejemplo. O que los hijos de racistas dejen de serlo. O que las personas que no son considerada con los demás y abusa todo el tiempo no inculquen ese comportamiento. O que la gente que cree que el sol gira alrededor de la tierra se entere de que es al revés.

Cuando en un país hay déficit de convivencia y se heredan valores dañinos, como el machismo, el racismo, la discriminación hacia el que no se nos parece o piensa distinto, el déficit es educativo. Significa que la educación está teniendo poco efecto y lo que está enseñando valores y saberes es la socialización. Lo que se está transmitiendo varía según el medio social porque no hay igualdad en la calidad de la educación entre diferentes medios sociales. En ese país ganó la socialización.

Cuando la educación no es eficaz y es inferior a la socialización, el déficit que hay es de valores de convivencia, de aptitudes productivas y sociales, y se impone una visión del mundo reducida al medio cercano de cada persona, a sus percepciones subjetivas inmediatas.

La educación tiene que ganarle a la socialización. El beneficio social de los conocimientos y de los valores de convivencia social de hoy se debe a avances en las ciencias pero también en la convivencia humana, que sólo se transmiten intencionalmente, no por socialización. Si pensamos en la humanidad entera, hoy no estamos igual ni peor que en el siglo XVI ó XIX en esperanza y calidad de vida. Estamos mucho mejor. Hoy la salud está mucho más accesible y el racismo y la discriminación social han disminuido muchísimo en casi todo el mundo. Falta mucho por hacer, sí. Pero los avances se deben a que, en general en el mundo, la educación ha ido mejorando su eficacia. Por eso es que la educación en Venezuela tiene que mejorar. Tiene que ser cada vez más eficaz poniendo al alcance de todos lo que su medio social y su familia no ofrecen. Hay que ganarle a la socialización.

martes, 9 de octubre de 2012

Presentación de CICE

Este video es útil para concoer mejor al centro que dirijo CICE, Centro de Investigaciones Culturales y Educativas
CICE

lunes, 1 de octubre de 2012

Participación de la familia en la escuela


Publicado en el diario Tal Cual el lunes 1° de octubre de 2012

Por: Mariano Herrera

En estos días, alumnos de colegios privados han sido acosados y agredidos por sus compañeros porque descubrieron que sus papás eran chavistas. Es un ejemplo de cómo la  influencia del clima familiar puede convertirse en transmisión de valores negativos. Es un caso en el que escuela y familias deben buscar soluciones juntos, tomando el tiempo y el esfuerzo que sea necesario.
El artículo 17 de la Ley Orgánica de Educación (LOE) vigente establece la corresponsabilidad de las familias en “…la orientación y formación en principios, valores, creencias, actitudes y hábitos en los niños, niñas, adolescentes, (…), para cultivar respeto, amor, honestidad, tolerancia, reflexión, participación, independencia y aceptación”. De modo que el aporte de las familias es esencialmente para la formación de valores. Esto digamos que, idealmente, no tiene nada de particular. Pero la anécdota anterior muestra que nada garantiza que los valores transmitidos por las familias sean siempre los mejores.
Un anciano decía: “la escuela primaria donde estudié fue lo mejor que me pudo pasar porque me dio todo lo que mi familia nunca me hubiera podido dar”. La escuela debe pues ofrecer oportunidades que el medio familiar, no está en capacidad de proveerles a los niños. Es otro asunto que se debe considerar al definir las áreas y formas de participación de las familias en colegios y escuelas.
La participación de padres y representantes en la gestión de colegios y escuelas, no es un asunto sencillo. La LOE en su artículo n° 19 establece como participantes de la gestión escolar a  “los colectivos internos y a diversos actores comunitarios en lo atinente a la formación, ejecución y control de la gestión educativa”. De modo que las funciones de los directores de las escuelas queda arropada por otros actores no profesionales. Esto es ya un inconveniente mayor. La responsabilidad de la dirección escolar diluida en diversas instancias desvaloriza las competencias y las funciones de los directores.
Además, la participación de “colectivos”, especialmente externos a la escuela, en muchos casos significa introducir la pugna partidista dentro de las escuelas cosa que, no sólo es nefasta, sino que está expresamente prohibida por la misma LOE en el artículo 12. La escuela es una institución en la que trabajan profesionales. Si las familias, en nombre de la participación,  interfieren en el trabajo pedagógico o de gestión escolar, se está dañando la institución y la profesión. Familias y comunidades deben eso sí aportar y exigir a las escuelas para que su gestión y sus resultados sean transparentes y eficaces. Pero los ámbitos de participación deben estar claramente delimitados respetando las competencias institucionales y profesionales de escuelas y docentes.
La LOE dice que la participación de la comunidad en la gestión escolar se regirá por un reglamento especial que todavía no se ha redactado. Es pues una importante tarea para el próximo gobierno.