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domingo, 31 de julio de 2011

Reseña en el Nacional del Premio Arturo Uslar Pietri otorgado a CICE este año

EL NACIONAL - Domingo 31 de Julio de 2011 Ciudadanos/1
El Centro de Investigaciones Culturales y Educativas atiende a 10.000 niños de 30 escuelas. Su aporte le valió el Premio Arturo Uslar Pietri que entrega El Nacional


ARIANA GUEVARA GÓMEZ
arguevara@el-nacional.com

El equipo del CICE ha implementado una metodología para ayudar a los maestros en su trabajo pedagógico.

Mariano Herrera: Una buena formación protege a la gente de la pobreza y le permite desenvolverse en el mundo


La escuela básica Los Naranjos, en La Vega, se transformó hace alrededor de 2 décadas.

Ivonne de Borrero, quien dirigió la institución durante 28 años, recuerda que los cambios comenzaron cuando llegó el Centro de Investigaciones Culturales y Educativas.

Gracias a la institución, aprendieron herramientas de enseñanza, planificación y aprovechamiento del tiempo.

El resultado fue, a juicio de Borrero, una escuela exitosa.

Los estudiantes mejoraron su rendimiento y comenzaron a ganar competencias de matemática y lengua. En el año 2010 la institución recibió el Premio Municipal Simón Rodríguez. "Nosotros contábamos con gente muy educada, con mucho sentido de pertenencia, pero un poco desordenada. Necesitábamos planificar y eso nos lo enseñó CICE", señala.

Cerca de 5 años antes de acometer esa experiencia, el investigador Mariano Herrera y su esposa, Marielsa López, crearon el centro. Otros 4 expertos -María Elena Garassini, Margarita Herrera, Omar Belandria y Juan Maragall- también participaron en la fundación.

La idea era hacer estudios relacionados con la educación y trabajar para mejorarla. Este mes, el CICE cumple 25 años y, por su labor, recibirá el Premio Arturo Uslar Pietri, que otorga El Nacional a instituciones que hacen esfuerzos por la educación en el país.

Actualmente, desarrollan 3 proyectos que apuntan a la mejora de la calidad educativa.

Atienden a 10.000 niños, en 30 escuelas de 5 estados del país ­Bolívar, Apure, Sucre, Miranda y Nueva Esparta­. Siguen una metodología para apoyar a los maestros en su trabajo pedagógico, dar fortaleza a los directores y mejorar las instituciones. Eso, aseguran, contribuye con el rendimiento escolar. "Hasta ahora hemos tenido muy buenos resultados, salvo algunas excepciones que se presentan porque cierran la escuela durante unos meses o cambian a los docentes que ya están formados", señala Herrera.

A Yumaris Velásquez, directora de la escuela Petra Suárez de Piñerúa, en Margarita, le contenta que los niños mejoren con las técnicas del centro. Lleva tres años con el CICE y asegura que los maestros no son los únicos beneficiados con la capacitación. "El cambio ha sido significativo. Los docentes usan estrategias innovadoras y creativas. Hacen recorridos, paseos, usan el método bleeker para aprender a leer (una forma de enseñanza con música y colores). En esta institución la mayoría de los niños lee", dice.

Cambiar la perspectiva de los maestros y directores es una de las recompensas de Herrera.

Él ve con satisfacción cuando un maestro, que al principio arrugaba la cara y cruzaba los brazos, se adapta a nuevas formas de enseñar. Y aun le parece increíble que la institución, que no es estatal ni privada, siga en pie después de 25 años.

"Nosotros tenemos la meta de mejorar la justicia social en la escuela. Nacimos para eso y ahora tenemos experiencia en cómo se hace", dice.

El comienzo. CICE, que cuenta con 46 miembros, arrancó con estudios para determinar cómo podía mejorarse la comprensión lectora y la escritura de los niños ­los dos trabajos fueron financiados por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas­.

Después, el Banco Mundial les propuso hacer un proyecto para identificar las instituciones que tenían mejor rendimiento. "Con ese aprendizaje montamos una metodología para cambiar las escuelas que no estaban funcionando bien. Así surgió el Proyecto Pedagógico de Plantel, que ahora se llama Proyecto de Mejora Escolar", explica Herrera.

Borrero aún recuerda algunos elementos de ese plan: los directores debían dar más apoyo a los maestros, trabajar en equipo, aprovechar el tiempo, pensar siempre que la pobreza no es un impedimento para lograr el éxito. La idea es fortalecer al maestro y la gerencia de la institución.

En una charla de presentación de esa metodología estaban funcionarios del Ministerio de Educación. Así, en 1995, el Proyecto Pedagógico de Plantel se convirtió en una política de Estado. "En el año 2000 eso se acabó. El ministerio decidió que no necesitaba del apoyo de la universidad ni de ningún centro de investigación para tomar sus decisiones", señala Herrera. Desde entonces, trabajan con otras fuentes de financiamiento y se han mantenido.

Las prioridades. Herrera dice que el CICE es como una persona adulta: tiene experiencia y sabe el camino que debe seguir.

Después de 25 años pueden decir con propiedad lo que requiere la educación en el país.

Primero, hacer atractiva la carrera docente ­dar a entender la trascendencia social del maestro, ayudarlo a que domine su trabajo, darle autonomía y buenos salarios­. Segundo, que los niños y sus familias tengan una buena percepción de la escuela, que prefieran estar en el salón que en la calle.

También, dice Herrera, hay que garantizar que todos los niños estén escolarizados y que se logren los objetivos esenciales.

Asegura que en la educación está la respuesta: "Podemos pasar de concebir la educación como un problema y empezar a verla como la solución.

Una buena formación protege a la gente de la pobreza y le permite desenvolverse en el mundo".

martes, 19 de julio de 2011

Reseña del proyecto Guayacán

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