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sábado, 23 de febrero de 2013

Calamidades educativas


Publicado en el diario Tal Cual el lunes 18 de febrero de 2013
Por: Mariano Herrera
La lista de lo que podemos llamar “calamidades educativas” es larga. Se trata de problemas de fondo y de funcionamiento que afectan la calidad de la educación y, específicamente, la posibilidad de que los alumnos de las escuelas oficiales aprendan algo medianamente satisfactorio en su paso por la escuela y el liceo.
Sin intenciones de “echarle la culpa” a los profesores, porque ellos son víctimas de muchas de las calamidades, no puedo dejar de mencionar que cada vez se observan mayores deficiencias en la preparación de los docentes, especialmente en primaria. Luego sucede, cada vez más, la imposición de lo que podemos definir como el desdén por la exigencia, traducido en actividades de bajo nivel, a veces confundidas con un erróneo concepto de “cultura popular”, que hace que los alumnos sólo se familiaricen en la escuela con lo que ya conocen en sus casas. Hay una especie de “continuidad cultural” que hace que la escuela no enseñe nada más allá de lo que los alumnos ya saben antes de asistir a clases.
Quizás lo más grave de todo es la gran cantidad de clases perdidas. Esto se debe a diversas “distracciones institucionales”. Es decir a innumerables efemérides tipo Día del Maestro”, día de sopotocientos próceres nacionales y regionales, pero también a frecuentes talleres de información o capacitación que dejan a los alumnos sin sus profesores. Además hay que considerar los días que se pierden por las elecciones, que, como sabemos, para el año escolar 2012-2013 han sido más de 14 días perdidos para la inmensa mayoría de las escuelas oficiales.
También hay una alarmante pérdida de tiempo por las frecuentes inasistencias de los alumnos. Datos de diversos estados nacionales nos indican que más del 40% de los alumnos de primaria faltan a más del 25% de los días  de clase. Y esto se debe a múltiples factores, pero cada vez más parece que la inseguridad sea uno de los que más impacta. Cuando hay eventos trágicos cercanos a la vivienda o a las escuelas, los padres y familiares no se atreven a salir ni de día ni de noche. La indiferencia del gobierno ante la inseguridad, está teniendo consecuencias incluso educativas directas, cuando las familias dejan de enviar a sus hijos a la escuela por miedo a la violencia en las calles.
No hay espacio suficiente para otros muchos problemas calamitosos como el bajo nivel de los libros de texto que el gobierno entrega, con la edad de los alumnos en primer grado, el rendimiento escolar, las deficiencias de la alimentación y pare usted de contar. Y el gobierno, en vez de ocuparse de esto, impone una resolución de comunidades educativas que, independientemente de su carácter político-partidista, enreda la vida de directivos y docentes, distrayéndolos de todos los demás problemas que se terminan convirtiendo en tremendas calamidades educativas. Quizás la mayor calamidad sea el gobierno que tenemos.

lunes, 4 de febrero de 2013

El maltrato a los educadores


Por: Mariano Herrera (Publicado en Tal Cual el lunes 4 de febrero de 2.013)

Si hay algún gremio profesional maltratado por este gobierno, no hay duda que es el de los docentes. Maestros y profesores desde preescolar hasta la universidad pasando por el bachillerato están entre los funcionarios peores pagados de toda la administración pública. Hay que ver lo que significa que un maestro o una maestra de primaria puedan vivir con un sueldo mensual de menos de Bs. 3.000 mensuales. Un profesor de educación Media o bachillerato tiene que dar 45 horas de clase semanales para que su ingreso sea poco más de Bs. 3.500 al mes. Y lo mismo sucede con los profesores universitarios. El sueldo de entrada es de menos de Bs. 3.000 al mes.
Por otro lado, durante el año 2.012, a muchos docentes de primaria se les obligó a pasar de trabajar con el horario de un turno (medio tiempo)  al  horario bolivariano (tiempo completo). Esto, en muchos casos, exigía renunciar a un ingreso por el segundo medio tiempo. Como compensación, el horario bolivariano incluye un aumento del 60% sobre el sueldo de un solo turno. El problema es que a una gran cantidad de docentes se les deben entre 1 y 4 años de bono bolivariano. Son docentes que dejaron de percibir el ingreso de un sueldo de medio tiempo y que ahora sólo cuentan con un ingreso de poco más de Bs. 2.800. El gobierno le ha producido un daño tremendo a las personas que se consideran de las más importantes para toda sociedad, como lo son los educadores. Esos no son ingresos dignos de profesionales universitarios.
Por otro lado, la desvalorización de la profesión es permanente. Primero, eliminan el ingreso a los cargos oficiales y los ascensos por concurso, reivindicación que se había logrado en los 90 del siglo pasado después de muchas luchas gremiales. De modo que, ahora, el ingreso se inicia como interino, quien a su vez es nombrado a dedo por alguna autoridad, y luego es evaluado en su desempeño para optar al cargo de titular. Pero la primera entrada es a dedo. Sin considerar méritos ni credenciales. Esa realidad perjudica a la sociedad y a los docentes más decentes que no se aprovechan del tráfico de influencias. Y también hace proliferar y prosperar mafias de tráfico de influencias para ese primer “carguito” de interino.
Tampoco es fácil la situación de los jubilados. El gobierno nacional es el patrono del 70% de todos los docentes del sector oficial y puede demorar más de 5 años en cancelar las prestaciones de quienes se jubilan. De modo que el monto que reciben, con la inflación acumulada, puede perder hasta 5 veces su valor y su poder adquisitivo. Y ni hablar del acoso y la violencia contra los profesores universitarios en sus propios recintos laborales.
Todo lo anterior refleja lo poco que valora este gobierno a sus docentes y el maltrato del que estos son víctima por parte de las actuales autoridades educativas.