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lunes, 1 de octubre de 2012

Participación de la familia en la escuela


Publicado en el diario Tal Cual el lunes 1° de octubre de 2012

Por: Mariano Herrera

En estos días, alumnos de colegios privados han sido acosados y agredidos por sus compañeros porque descubrieron que sus papás eran chavistas. Es un ejemplo de cómo la  influencia del clima familiar puede convertirse en transmisión de valores negativos. Es un caso en el que escuela y familias deben buscar soluciones juntos, tomando el tiempo y el esfuerzo que sea necesario.
El artículo 17 de la Ley Orgánica de Educación (LOE) vigente establece la corresponsabilidad de las familias en “…la orientación y formación en principios, valores, creencias, actitudes y hábitos en los niños, niñas, adolescentes, (…), para cultivar respeto, amor, honestidad, tolerancia, reflexión, participación, independencia y aceptación”. De modo que el aporte de las familias es esencialmente para la formación de valores. Esto digamos que, idealmente, no tiene nada de particular. Pero la anécdota anterior muestra que nada garantiza que los valores transmitidos por las familias sean siempre los mejores.
Un anciano decía: “la escuela primaria donde estudié fue lo mejor que me pudo pasar porque me dio todo lo que mi familia nunca me hubiera podido dar”. La escuela debe pues ofrecer oportunidades que el medio familiar, no está en capacidad de proveerles a los niños. Es otro asunto que se debe considerar al definir las áreas y formas de participación de las familias en colegios y escuelas.
La participación de padres y representantes en la gestión de colegios y escuelas, no es un asunto sencillo. La LOE en su artículo n° 19 establece como participantes de la gestión escolar a  “los colectivos internos y a diversos actores comunitarios en lo atinente a la formación, ejecución y control de la gestión educativa”. De modo que las funciones de los directores de las escuelas queda arropada por otros actores no profesionales. Esto es ya un inconveniente mayor. La responsabilidad de la dirección escolar diluida en diversas instancias desvaloriza las competencias y las funciones de los directores.
Además, la participación de “colectivos”, especialmente externos a la escuela, en muchos casos significa introducir la pugna partidista dentro de las escuelas cosa que, no sólo es nefasta, sino que está expresamente prohibida por la misma LOE en el artículo 12. La escuela es una institución en la que trabajan profesionales. Si las familias, en nombre de la participación,  interfieren en el trabajo pedagógico o de gestión escolar, se está dañando la institución y la profesión. Familias y comunidades deben eso sí aportar y exigir a las escuelas para que su gestión y sus resultados sean transparentes y eficaces. Pero los ámbitos de participación deben estar claramente delimitados respetando las competencias institucionales y profesionales de escuelas y docentes.
La LOE dice que la participación de la comunidad en la gestión escolar se regirá por un reglamento especial que todavía no se ha redactado. Es pues una importante tarea para el próximo gobierno.

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