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martes, 1 de abril de 2014

El gobierno nunca ha creído en la democracia

Publicado en el diario Tal Cual el lunes 31 de marzo de 2014

Por: Mariano Herrera

Estamos así porque este gobierno nunca ha creído en la democracia. En 1.998, Miquilena convenció a Chávez de participar en las elecciones como un medio para conseguir el fin deseado que, en aquel momento, era alcanzar el poder. La táctica fue buena y su resultado impecable. Chávez ganó holgadamente las elecciones de ese año. Pero en realidad, siempre tuvo en la cabeza tener el poder y aprovecharse de la democracia como medio, pero no como modelo político. En su modelo político no existe oposición. Porque la oposición es, por definición, la burguesía nacional, lacayos del imperio gringo, enemigo de la clase obrera y de los pobres.  Cuando un gobierno popular, socialista, revolucionario y bolivariano, está en el poder, no puede haber oposición. Hay que sacarla del juego, no forzosamente eliminándola físicamente, sino impidiéndole su existencia institucional.
Esa concepción de modelo político hace innecesarios los controles democráticos, es decir, la independencia de los poderes y la descentralización. También existe otra concepción anti democrática que sí se “coleó” en la Constitución: El artículo 2 dice que “Venezuela es un Estado de Derecho y de Justicia” (negritas mías). ¿Por qué se pone esa coletilla? ¿Cuál es la justicia que no está en el Derecho, es decir en la Constitución y las leyes? Pues bien es la justicia “superior” que pertenece a los revolucionarios a través de esa “superioridad moral” que se atribuyen a sí mismos. Esa es una creencia que domina a quienes hoy ejercen el poder en Venezuela y a todos los comunistas. No es legal, pero es justo poner presos a los alcaldes de San Cristóbal y San Diego porque la justicia revolucionaria así lo reclama. Es anti-constitucional que las más altas autoridades de la jerarquía militar afirmen que la Fuerza Armada venezolana es chavista, porque, a pesar de que la Constitución lo prohíbe muy expresamente, la justicia superior al Derecho así lo impone.
Otra creencia es que toda economía privada es dañina para la sociedad. Por eso las expropiaciones y la hoy cacareada pero absurda tesis de la “guerra económica”, que lo que es, es una guerra del gobierno contra la economía del país. Este socialismo termina destruyendo pues la democracia y la economía. No le hace mella por cierto al capitalismo.

Pero como la economía no perdona, el régimen ha hecho más que concesiones. Por un lado, devaluaron de 6,30 a alrededor de 11, con la mayoría de los rubros a importar, y a 52 con el resto que dicen es cerca de 10% del total de lo que se transa. Por otro, aumentaron en promedio 150% alimentos y artículos de primera necesidad, para los cuales hay que hacer colas interminables a diario. Son medidas (¡horror!) neoliberales y brutales. Por eso, las medidas de judicialización de la política.  Para tapar de alguna manera el paquete del plan de la patria y para crispar más la polarización. De paso, hieren de muerte el diálogo indispensable. Pero creo que el gobierno está en un callejón sin salida. Así como cedieron en lo económico, tendrán que hacer concesiones en lo político. Porque si no lo hacen es como si el que tiene la tranca en dominó, no jugara. Tiene que jugar. Veremos qué pasa.

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