Publicado en el diario Tal Cual el lunes 3 de febrero de 2014
Por: Mariano Herrera
¿Qué significa el término competencia? Suele confundirse con
competición que es el sustantivo del verbo competir y que tiene que ver con
juegos en los que individuos o equipos son rivales y compiten por un trofeo,
una victoria, una liga, o un campeonato. Generalmente hay ganadores y
perdedores. Es un concepto deportivo que también se aplica al mundo empresarial
y profesional en el que compañías compiten por el mercado o ejecutivos compiten
por un cargo o un sueldo.
También se entiende por competencias las atribuciones
legales de algún ente: por ejemplo, las competencias que se les transfieren a
los estados. Es decir responsabilidades institucionales que “competen” a
determinado ente. Viene del verbo competer que significa: Incumbir, a alguien o
a algo, una responsabilidad.
En el mundo de la educación se entiende por competencia todo
comportamiento resultado de habilidades cognitivas, que apela a referencias éticas y a destrezas
físicas y/o intelectuales, así como a la información necesaria para llevar a
cabo, de manera eficaz, cualquier actividad cultural, técnica o profesional.
Con mayor simpleza podríamos decir que dominar una competencia es saber
aplicar, en situaciones concretas, conocimientos, habilidades y destrezas,
generalmente aprendidas cumulativamente en el proceso de aprendizaje escolar y
a través de la experiencia laboral.
Definir las competencias del siglo XXI pues no es bobería.
En eso andan los países serios, los de la OCDE y muchos de Latinoamérica porque
“eso” señala hacia donde debe apuntar la educación. Si no están claras las
competencias, en todas las áreas, no se sabe para qué sirve estudiar en el
sistema educativo formal. Y, aunque usted no lo crea, el actual documento
llamado “Lineamientos del diseño Curricular” que el ministerio tiene publicado
en su página web, hay todo tipo de frases retóricas y referencias partidistas,
con abundante culto a la personalidad, pero ni una sola referencia a las
competencias que deberán dominar los egresados del sistema educativo.
Y se entiende por qué. Los actuales responsables del
ministerio de Educación confunden competencia con competición y por nada del
mundo incluirán esa palabra que define al más grande de los pecados del
capitalismo. Aunque sí les gusta la competencia deportiva y hacen alarde de
logros, por lo demás dudosos, en su política deportiva, en la que todo es una
competición. Pero además tampoco parecen estar muy enterados del debate
productivo y enriquecedor que en este momento se está dando en el mundo acerca
de los cambios que hacen falta en la
educación para que los egresados puedan insertarse como ciudadanos activos,
críticos y protagonistas en lo social, económico, tecnológico y ético para
emanciparse como personas y servirle a su país en el siglo XXI. Mientras tanto,
el mundo avanzará y nosotros en Venezuela seguiremos volteando hacia las
competencias del siglo XIX y más atrás. ¿Cambiará con el nuevo ministro?
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